Cada vez resulta más claro que al capitalismo, el sistema imperante, basado en la desigualdad y la injusticia, le da exactamente igual todo, TODO, con tal de continuar obteniendo el “beneficio al día”. No importa que para ello tenga que hacer cualquier barbaridad, por desmedida que parezca. Y lo está demostrando día tras día. En este número y en cualquier periódico que cojas puedes encontrar más de un ejemplo.
Durante mucho tiempo estaba claro que serían los trabajadores organizados quienes harían frente a los capitalistas, derrotándolos e instaurando una nueva sociedad igualitaria de hombres y mujeres libres. Solidaridad Obrera es una pequeña organización hija de aquellas que a principios del siglo XX buscaban ese ideal con los hechos del día a día. Sin embargo en la actualidad la clase obrera no parece tener esa meta emancipadora.
Desde hace muchos decenios, tras las dos guerras mundiales, los capitalistas “negocian” con la representación oficial de los trabajadores para mantenerlos dentro del sistema, a cambio de conceder derechos sociales y laborales que mejoraban poco a poco la calidad de vida colectiva. Y ahora, curiosamente, haciendo lo contrario, quitando en un corto periodo de tiempo todo aquello que concedieron en decenas de años. Esgrimen el fantasma de la crisis total, del paro y la exclusión social e incluso la enfermedad, para despojar de todo a una clase obrera sin conciencia que permanece abatida y en muchos casos con pánico a luchar, a enfrentarse a los capitalistas y sus adláteres. Sin embargo hay un sumando necesario en esta operación que no negocia, al que no se le puede timar ni siquiera engañar. Un sumando que no tiene representantes: la naturaleza.
Lo peor es que la naturaleza no entiende de clases y por lo tanto no va a perjudicar “sólo” a los capitalistas. Por ello cobra especial relevancia la frase que ya decían los miembros de la Primera internacional en 1864 “la revolución será obra de los trabajadores mismos, o no será”. Posteriormente Elisee Reclus en su obra “Evolución y Revolución” advertía que era necesario hacer la revolución antes de que el combustible fósil se agotase.
Solidaridad Obrera continuará llamando a la responsabilidad a todos los trabajadores y trabajadoras, a despertar de este largo letargo para tomar el futuro en sus propias manos. Y continuaremos haciéndolo mientras tengamos un soplo de vida.