PREMIOS DEL XVIII CERTAMEN DE RELATO BREVE “RAIMUNDO ALONSO. UN METRO DE 350 PALABRAS”

El pasado viernes 11 de diciembre el jurado del Certamen dio a conocer los relatos premiados en la edición de este año 2020. Los premiados son:

PRIMER PREMIO

ÚLTIMO VIAJE: LINEA 3 DEL METRO DE MADRID. Eloisa Mª Rodríguez Gauyac

-SEGUNDO PREMIO

DE MADERA. Pelayo Martínez Obay

-TERCER PREMIO

INSPECCIÓN SELECTIVA DE CUARTOS. Mª Isabel Molina Sanz

CUARTO PREMIO

DESCONOCIDOS. Rakel Ugarriza Lacalle

-QUINTO PREMIO

SIN ALIENTO. Anxo, Ángel Fueyo Estévez

Publicamos en este aviso el primer premio, todos los premios están publicados en nuestra web, en el siguiente enlace: PREMIOS DEL XVIII CERTAMEN DE RELATO BREVE “RAIMUNDO ALONSO. UN METRO DE 350 PALABRAS”

El pasado viernes 11 de diciembre el jurado del Certamen dio a conocer los relatos premiados en la edición de este año 2020. Los premiados son:

PRIMER PREMIO

ÚLTIMO VIAJE: LINEA 3 DEL METRO DE MADRID. Eloisa Mª Rodríguez Gauyac

-SEGUNDO PREMIO

DE MADERA. Pelayo Martínez Obay

-TERCER PREMIO

INSPECCIÓN SELECTIVA DE CUARTOS. Mª Isabel Molina Sanz

CUARTO PREMIO

DESCONOCIDOS. Rakel Ugarriza Lacalle

-QUINTO PREMIO

SIN ALIENTO. Anxo, Ángel Fueyo Estévez

Publicamos en este aviso el primer premio, todos los premios están publicados en nuestra web, en el siguiente enlace: https://www.solidaridadobrera.org/confederal/2020/12/14/xviii-certamen-de-relato-breve-raimundo-alonso-premios-2020/

Disfruta de la lectura y anímate a escribir.

PRIMER PREMIO

ÚLTIMO VIAJE: LINEA 3 DEL METRO DE MADRID. Eloisa Mª Rodríguez Gauyac

Sé que moriré pronto, pero creo que he vivido lo suficiente, quizás debí morir aquel 11 de noviembre. Siempre me he preguntado porque él y no yo, qué habría pasado si hubiéramos cogido otro vagón de metro, qué clase de suerte o destino hizo la diferencia, aunque mi vida quedó marcada para siempre ese día porque ya no he vuelto a ver el mismo sol ni sentir la vida hervir en mi sangre con esa fuerza que solo se siente en la juventud. Cada año desde entonces evoco una y otra vez el dolor y el sentimiento de injusticia que me provocó su muerte.

Fue una mañana de noviembre y al evocarlo mi corazón, como siempre, volverá a sangrar como cuando aquel sol incipiente de otoño no pudo contener la tragedia en el metro de Madrid.

Sigo viviendo en el mismo barrio de Vallecas; cada mañana mis ojos miran a través de la ventana su habitación, pero él ya no está; su vida quedo segada cerca de la estación de metro de Legazpi.

Éramos amigos desde la infancia, diez años de amistad que ahora me parece poco tiempo pero que por aquél entonces era el lazo más fuerte que la vida me había dado.

¿Cuántos íbamos en aquel vagón de metro? Los suficientes como para pensar que cambiaríamos el mundo; jóvenes idealistas intentando cambiar el rumbo de la vida, porque a esa edad, la fuerza de tus ideales es tal que solo puedes seguir el instinto de aquello que crees justo.

Carlos Palomino tenía 16 años cuando subió en aquél vagón para luchar contra unos fascistas, su destino, el fin del fascismo, no tenía nombre de estación. Solamente tenía 16 años, su vida apenas había comenzado, pero ya sentía en su pecho la fuerza de sus ideales y allí, mezclados entre nosotros como en la vida, estaban los fascistas. Nos creíamos invencibles y eternos. No supimos ver que el aullido de esas fieras no se combate a pecho descubierto.

Cuando cara a cara se enfrentó con uno de ellos no tuvieron piedad. Carlos sintió un dolor profundo en el pecho se giró, me miró y dijo: “me han pinchado”. Y su vida se quebró para siempre.

Madrid, 17 de diciembre de 2020

Por Solidaridad Obrera

LA JUNTA SINDICAL

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