La razón principal para que las movilizaciones y huelgas confluyan a nivel europeo, su extensión al panorama continental, es que los recortes sociales contra los cuales se lucha, se aplican indiscriminadamente, sin distinción de países o naciones, por ello su respuesta ha de tener también un carácter internacional. Las medidas de austeridad se deben a un intento desesperado por parte de las clases dominantes para seguir acumulando capital a costa de todos. El ataque de los especuladores financieros comprando deuda pública, mayoritariamente bancos con liquidez fruto de la inyección gubernamental, ha servido para endeudar de forma masiva a los estados. La situación es especialmente dramática en los peyorativamente llamados PIIGS. No es casualidad que algunos de ellos hayan sido noticia por la radicalidad de sus luchas. Grecia se convirtió el año pasado en un símbolo de la resistencia de los trabajadores ante la ofensiva neoliberal, y Francia lo ha sido en las últimas semanas, en lo que los más nostálgicos bautizaron como el nuevo mayo francés.

Aún así, la bomba de relojería que empezó a prender durante los disturbios griegos, ha ido trasladándose de país en los últimos meses: España, Italia, Francia, Portugal… En todos ellos ha habido, y hay planeadas movilizaciones muy significativas. Es probablemente cuestión de tiempo para que toda la presión y rabia acumuladas durante el transcurso de la crisis, el propio artefacto incendiario de la lucha de clases estalle, y salpique con ello a todo el continente. Uno de los posibles candidatos a ostentar tal privilegio es Irlanda.

El país gaélico ha vivido una trayectoria muy similar a la de Grecia, y mantiene las mismas características que precipitaron y espolearon la radicalidad de la oleada de protestas griegas: Una situación económica insostenible, con tasas de paro que giran en torno al 14% según Eurostat, y recortes sociales generalizados bajo la excusa de las medidas de austeridad, al ritmo que el estado rescata al sector bancario mediante cifras astronómicas. El festín que se han tomado los bancos irlandeses a costa de los contribuyentes se ha saldado con unos números mareantes. El pasado 30 de septiembre, el Banco Central de Irlanda anunció en una nota de prensa las cifras reales del gasto: El Anglo Irish Bank recibiría ayudas que rondarían los 29.3 billones de euros, pese a que se estima que podrían requerirse 5 billones más en caso de apuro, mientras que al Allied Irish Bank únicamente le serán inyectados 3 billones de euros. A todo esto hay que sumarle unos 15.14 billones que han sido ingresados en estas entidades desde el año 2008, y que han contribuido a que el déficit público irlandés haya alcanzado el 32% del PIB, el más alto de toda la Unión Europea. Pese al enorme tamaño de la deuda irlandesa, el gobierno insiste en que su objetivo es reducir el déficit al 3% en 2014. Para ello, no es difícil descubrir los métodos que se usarán: Unas medidas de austeridad salvajes, que perjudicarán de forma muy importante a las clases populares.

La gravedad de la situación ha conducido a trabajadores, obreros y estudiantes, los principales afectados, a la movilización contra las medidas gubernamentales. El pasado 3 de noviembre se manifestaron en las calles de Dublín unos 25.000 estudiantes en el marco de las protestas contra la reintroducción de diferentes tasas en las universidades que encarecen el precio de la matrícula y dificultan así el acceso de la clase trabajadora a los estudios superiores. Millares de estudiantes se concentraron en el centro de Dublín, superando el número de la última gran protesta estudiantil en más de 10.000 personas.

Los líderes de los sindicatos estudiantiles, aún así, no fueron los únicos en tener voz en las protestas. Un grupo reducido de estudiantes que se separó de la manifestación principal, ocupó de forma simbólica el Departamento de Hacienda de Irlanda, en pleno centro de Dublín. Una treintena de estudiantes, apoyados en las calles aledañas por 200 personas más, entraron en el vestíbulo del edificio.

La Garda, la policía irlandesa, no tardó en hacer acto de presencia. Centenares de antidisturbios, con la ayuda de vehículos blindados, perros y caballos, formaron una línea policial alrededor del edificio, que aíslaba de este modo a los estudiantes que ocupaban su interior de los que estaban fuera respaldándoles. La tensión entre los dos bandos fue en aumento, y el ánimo beligerante de la Garda culminó en diferentes cargas contra los estudiantes, que pasaron de 200 a más de 2000, y empezaron a rodear a la propia policía, que se vio obligada a llamar refuerzos al verse rodeados por los jovenes.

El choque frontal entre la policía y los universitarios se culminó con una represión violenta de la protesta. Varios estudiantes resultaron heridos debido a las cargas policiales, incluyendo una universitaria que cayó inconsciente tras el ataque. Como consecuencia del carácter brutal de la policía, la multitud empezó a disperarse. Unos 100 estudiantes que se mantuvieron firmes ante la línea policial, fueron cargados posteriormente por caballos. La Garda informó de más de 300 detenidos.

Una de las voces a tener en cuenta del pasado 3 de noviembre, es la de Gary Redmond, el líder del sindicato estudiantil Union of Students in Ireland. Tras los sucesos violentos ocurridos durante el desalojo del Departamento de Hacienda, condenó duramente la ocupación, pero no la violencia policial. Según el Workers Solidarity Movement irlandés, se trata de uno más de los líderes que son escogidos en periodos de calma, y en circunstancias activas, la gran masa se mantiene a su izquierda y pasa por encima suyo. Por si fuera poco, se ha destapado que Redmond es miembro del Fianna Fáil, el partido político irlandés actualmente en el poder que ha perpetrado los recortes y la política antisocial.

Pese a que el líder de uno de los principales sindicatos de estudiantes de Irlanda vociferara en contra de las propias protestas, aún hay grupos que apuestan por la continuidad de la lucha. En una carta abierta a Redmond, se le advierte sobre el carácter violento de la Garda, y desde la organización Free Education for Everyone se ha hecho una llamada a conformar un bloque socialista entre todos los estudiantes, argumentando que la lucha contra los recortes solamente tendrá éxito con la ayuda de la unidad estudiantil. Se describe como una campaña activa contra las tasas y el paro juvenil. En los últimos meses ha organizado protestas, bloqueos y ocupaciones contra los recortes. Su principal objetivo es construir un movimiento de masas que pueda derrotar los recortes sociales.

Las acciones que se están sucediendo en Europa están radicalizándose por parte de los dos bandos. El brazo armado de la burguesía, las fuerzas policiales, está ejerciendo una represión sin precedentes, que aumenta de forma proporcional al nivel de radicalidad de las protestas. Los estratos sociales dominantes de nuestra sociedad están más asustados que nunca, y tienen razones para estarlo. Temen que les explote una bomba de relojería que acabe con sus privilegios, y por eso la están haciendo circular por toda Europa, con tal de frenar el imparable clima revolucionario al que nos estamos precipitando, a estos vientos de cambio que inevitablemente se avecinan.

Extraido de http://muertedelahistoria.blogspot.com/

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