Cuando afirmamos que la crisis había llegado para quedarse, hace ya tanto tiempo, muchos creyeron que sólo se trataba de una composición literaria y prefirieron creer lo que decía el gobierno y los medios de comunicación a su servicio. Ahora cuando decimos que los ajustes y reformas no tendrán fin, muchos trabajadores y militantes de diversas organizaciones sindicales, piensan que no es para tanto, que no será así y que más bien parecemos miembros de una secta religiosa predicando el fin del mundo. Sin embargo la realidad es tozuda. Los gobiernos europeos siguen aplicando planes de ajuste y reformas, uno tras otro, para cercenar derechos y conquistas de los trabajadores con el fin de dejarnos en las mismas condiciones de trabajo que ahora tienen los trabajadores sudamericanos o asiáticos. Han encontrado la fórmula mágica “estamos en el punto de mira de los mercados” y hay que hacer reformas drásticas, y les funciona. Todos, con protestas mayores o menores, tragamos la fórmula. Mirad por ejemplo lo ocurrido en Irlanda.
Estamos ante una crisis de fin de modelo. Se han llevado la producción al continente asiático y quieren acabar con los derechos y conquistas obreras alcanzadas en el llamado primer mundo para así seguir obteniendo más y más beneficios. De permitirles seguir con sus planes acabaremos a la par que las ex repúblicas soviéticas, donde la tasa de mortalidad por todas las causas ha aumentado un 20 % mientras el PIB descendía un 30 % y la esperanza de vida ha caído más de 10 años desde el inicio de las reformas al principio de los 90, todo ello debido al incremento brutal de las desigualdades dentro de cada país; al desmantelamiento de los sistemas sanitarios y de protección social públicos hasta llegar a su práctica desaparición; a la precariedad laboral (sin garantías ni derechos) y, por supuesto a la caída en picado del poder adquisitivo de los salarios.
No se paran ante cualquier movilización, Francia y Grecia nos lo han demostrado. Solamente en Francia se han realizado en este año 2010 más huelgas generales que en toda la llamada democracia en nuestro país, y sin embargo el gobierno Sarkozy ha resistido, manteniendo la reaccionaria reforma de las jubilaciones. Aquí el PSOE se está cubriendo de gloria para unas cuantas generaciones. Va a pasar a la historia como el partido que congeló las pensiones, quitó la prestación asistencial a los parados, elevó la edad de jubilación, privatizó lo público, militarizó las huelgas…etc.
Queramos o no estamos obligados a plantarles cara, estamos obligados a luchar. Más temprano que tarde nos daremos cuenta que agachando la cabeza y tragando no paramos de perder y perder derechos y conquistas que son nuestras, de la clase obrera. Y estos sinvergüenzas utilizando todos los medios a su alcance (legislación, medios de comunicación, fuerzas represivas, etc.) pretenden liquidar nuestros derechos para dar más y más beneficios a los capitalistas que gobiernan el mundo.
No queremos este mundo que nos ofrecen. No queremos más explotación, ni la del hombre por el hombre, ni la del propio Planeta. Queremos y podemos vivir en igualdad todos los trabajadores del mundo, sin jerarquías, opresiones e injusticias.
Para ello tenemos que empezar a defendernos. No podemos seguir confiando en los que no sólo defienden este sistema, sino que forman parte de él como son los sindicatos del poder, comisiones y ugeté. Por tanto debemos organizarnos convenientemente, junto a “los nuestros”. Por ello Solidaridad Obrera participa en todos aquellos espacios de unidad en los que puede (“hay que pararles los pies” “rompamos el silencio” “CAS Madrid” “Matusalen”) con el fin de sembrar la máxima unidad y voluntad de lucha que debe germinar antes de que los planes del capital se lleven a efecto. De todos nosotros depende, de todos los trabajadores.Organízate en Solidaridad Obrera. Lee y difunde Contramarcha.