El día 10 de septiembre de 2.016 nace en el Paseo del Prado de Madrid, al no disponer de una sala donde reunirse y con diez CC.AA. presentes, la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (COESPE).

Como consecuencia de los ataques sufridos por dicho SPP, tras la constitución del Pacto de Toledo en 1995, y tras las reformas de las pensiones de 2.011 y 2.013, los jubilados de algunos territorios del Estado habían empezado movilizarse por la defensa del mismo.

Durante 2.013, 2.014 y 2.015, se constituye y se consolida la Marea Pensionista en Catalunya.

La Coordinadora, nace con un programa reivindicativo valiente y audaz respecto a la defensa del SPP. Propone cosas como el blindaje del sistema en la Constitución, así como la revalorización de las pensiones de acuerdo con el IPC; conseguir una pensión mínima de 1.084 € según fija la Carta Social Europea; suprimir la brecha de género que es de un 37% y derogar las reformas de las pensiones de 2.011 y 2.013.

El mensaje de “Gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden” cala rápido en la gente, y arrastra muchas simpatías en las calles y en las redes sociales.

La presencia en la calle de un movimiento asambleario y reivindicativo de estas características, provoca los recelos del establishment, y los sindicatos mayoritarios (léase los partidos que los dirigen) que tienen sus propias secciones de jubilados puestas a dormir, así como los círculos de Podemos, empiezan a ver en el movimiento un trampolín para sus aspiraciones dirigentistas. Como consecuencia, se plantean una estrategia leninista de entrismo con el fin de desvirtuar, descabezar, o apoderarse del movimiento a similitud de la infiltración que tan buen resultado dio al PCE para embridar las primitivas Comisiones Obreras.

Los primeros intentos de cooptación se producen el 22 de febrero de 2.018 en la manifestación convocada en Barcelona en la Plaza de Cataluña, con una asistencia de unas 10.000 personas, donde un grupo de infiltrados del sindicalismo oficial, intenta arrastrar a los manifestantes hacia la Pza. de Sant Jaume, consiguiendo desgajar a unas 300 personas.

También a principios de ese 2.018, se incorpora Euskadi a las movilizaciones del resto del Estado, y se establece como protesta generalizada “los lunes al sol”en cientos de localidades del país. Euskadi moviliza cada lunes miles de pensionistas principalmente en las ciudades de Bilbao y Baracaldo.

A partir de ese momento las reivindicaciones de los pensionistas “entran” en los medios.

En este año 2.018, el Secretario General de CCOO, Unai Sordo se refiere en la Gaceta Sindical (órgano de dicho sindicato) a los movimientos sociales, que coordinan las movilizaciones de los pensionistas, con un “no podemos aceptarlos, y los vamos a combatir”.

A partir de entonces la aparición de personas en mítines de partidos políticos diciendo ser portavoces de la Marea Pensionista no es algo difícil de entender. Incluso desde la CE, comunican a la Comisión de Internacional, que la representación de COESPE en un acto de Bruselas sobre pensiones, la tenía una persona de Sevilla miembro de Izquierda Unida y de CCOO, persona que no tiene ninguna representación en COESPE. Así mismo se tiene acceso a documentos de Izquierda Unida, donde piden a sus miembros la infiltración en las Plataformas de COESPE.

La llegada del nuevo gobierno, que se autodenomina de izquierdas, comienza a erosionar de forma peligrosa el movimiento. Se empiezan a escuchar mensajes de que este es un Gobierno nuestro, y de que en consecuencia no podemos seguir movilizándonos. Las células entristas del sistema dentro del movimiento, situadas estratégicamente en diversos territorios del Estado empiezan a hacerse notar y tratan de bajar la intensidad de las movilizaciones.

En la movilización programada para el día 16 de octubre de 2019, la COESPE consiguió desplazar a Madrid unos 500 autocares; se realizaron dos marchas caminando desde Rota y desde Bilbao, y se consiguió una presencia en la manifestación de unas 100.000 personas.

Es a partir de este momento que el Sistema adquiere conciencia de la capacidad de protesta del movimiento y decide apretar el acelerador para bien controlarlo y teledirigirlo, o bien desarticularlo.

El ataque se produce en un principio en el grupo de Coordinación, donde a partir de determinado momento no se puede llegar a  acuerdos, y donde el dialogo y la argumentación se convierten en ataques personales, faltas de respeto e incluso hay muchos casos de vulgares insultos entre compañeros.

La situación en dicho grupo de Coordinación, y en la propia Comisión de Organización continúa degradándose, hasta que ésta se rompe en dos bloques diferenciados.

Desde comienzos de 2020, la fracción oficialista, se embarca en un sprint hacia una IV Asamblea,  a la que llegarán utilizando los típicos métodos leninistas de descalificación, insultos, calumnias, y manipulaciones en la recepción de propuestas y designación de representantes, de tal forma que solo sea admitido y llegue a discutirse lo que interesa al Sistema.

Anteriormente, en Madrid, habían creado un ente extraño denominado Gestora, que no entra en las normas de la COESPE, con la excusa de mantener la actividad provisionalmente durante el confinamiento por coronavirus, pero que al acabar dicho confinamiento se niega a dimitir…

Ante este cúmulo de maniobras, la Comisión de Garantías, el 10 de agosto, dicta una Resolución de suspensión cautelar, de la IV Asamblea de COESPE, así como la inhabilitación de 21 personas.

No obstante, el grupo pro Sistema, no reconoce a la Comisión de Garantías (que había emanado de la III Asamblea) y decide continuar con la celebración de dicha IV Asamblea, que celebran a principios de septiembre cometiendo en la celebración de la misma múltiples irregularidades.

Desde mayo, se venía notando en los comunicados, y en las movilizaciones de ese grupo un cambio sustancial en lo que se transmite y como lo transmiten a la sociedad, por ejemplo pidiendo insistentemente la derogación de la reforma de las pensiones del 2.013, pero eludiendo de forma deliberada mencionar la derogación de la del 2.011 que firmaron CCOO y UGT, así como dejando entrever que el Pacto de Toledo quizá no sea tan perjudicial, o que los planes de pensiones privados de empresa podrían ser interesantes.

La situación, tras la celebración de la polémica IV asamblea por parte del sector oficialista, es la división en dos bloques: Galicia, Euskadi, Cantabria y Rioja estarían unificados en un grupo, y en el resto de España, existe la división en dos bloques totalmente enfrentados. En este segundo grupo, la parte asamblearia y reivindicativa ha comenzado a autodenominarse  COESPE-Unidad.

En Madrid en concreto, se ha llegado a la ruptura definitiva, quedando por un lado el bloque jerarquizante  pro Sistema y por otro dos bloques asamblearios, uno de ellos llamado Movimiento de Pensionistas de Madrid (MPM), desgajado en el pasado mes de febrero de 2020 y el otro, identificado como COESPE-Retiro desde el 2 de septiembre (por ser en ese parque madrileño donde este bloque se autoafirmó). Es en este grupo en el que están representadas la mayoría de Plataformas o grupos de pensionistas de la Comunidad y actualmente ha decidido pasar a denominarse Coordinadora General de Pensionistas-Madrid Unidad (CGP-Madrid Unidad).

Este grupo ha aprobado un Documento de Comportamiento Ético, tendente a regular la relación entre compañeros y donde se propone la expulsión de las personas que insulten, descalifiquen, agredan o maniobren con tal de imponer a los demás sus puntos de vista.

Este 17 de noviembre, COESPE Unidad, (donde también está CGP- Madrid Unidad) ha celebrado su II Asamblea de Plataformas, donde uno de los acuerdos tomados es refundar COESPE, seguir impulsando las movilizaciones, e intentar llegar a las bases de CCOO y UGT para hacerles ver el juego de sus dirigentes.

El futuro del movimiento de los pensionistas está en el aire, y parece que la infiltración, de una forma u otra, ha conseguido sus objetivos, al menos el de lograr la división y la polarización en dos grandes grupos consiguiendo paralizar las grandes movilizaciones; y mucho nos tememos que la mayor disponibilidad de recursos y de acceso a los medios por parte de los partidarios del establishment, pueda concluir en un embridamiento e integración en el Sistema de la marea pensionista como ocurrió en su día con el movimiento sindical de CCOO.

Esperemos que esta vez no suceda.

Jubilad@s Solidari@s

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