CONTRA EL PACTO SOCIAL DE LA MISERIA SALARIAL

En este país, en el que los sueldos han subido un 5 % desde 2008 y los precios han subido un 13,7%,  los salarios han perdido más de un 8% de poder adquisitivo. Mientras nos han bajado los salarios, con la excusa de la crisis, no ha dejado de aumentar la parte de la renta nacional en poder de los capitalistas: uno de cada dos euros se va a remunerar al capital. Paradójico que se han perdido 30.000 millones en salarios y que los beneficios hayan aumentado en 14.000 millones durante la crisis.

La clase trabajadora pierde poder adquisitivo y  los salarios medios llevan estancados desde 2011: el efecto que se buscaba con las reformas laborales aprobadas por socialistas y populares en 2010 y 2012.

Y en este contexto, los sindicatos mayoritarios, la patronal y el gobierno echan las campanas al vuelo con el anuncio de una subida en diferido y condicionada del Salario Mínimo Interprofesional para los próximos años. La subida sería del 4 % para 2018, del 5 % para 2019 y del 10 % para 2020. Pero, aunque pueda parecer lo contrario ante la euforia no contenida de las burocracias de CCOO y UGT, esta medida no es más que una engañifa tremendamente limitada. Y lo es por las siguientes razones:

  • -La subida está legalmente condicionada a que en los próximos años se produzcan aumentos del PIB por encima del 2,5% y se creen 450.000 empleos nuevos cada año. Las previsiones de aumento del PIB de la Unión Europea y del Gobierno para 2019 se encuentran por debajo de esas cantidades y, en el caso de 2018, se mueven en ese mismo límite (entre 2,3 y 2,6 según un informe enviado por el Gobierno a Bruselas y 2,4 % según el Banco de España). Esto dejaría sin efecto las subidas más fuertes, las de los años 2019 y 2020.
  • -La subida no se hace extensible a los sueldos y prestaciones públicas que por convenio colectivo o ley, se encuentran referenciados al SMI.
  • -La posibilidad de que la medida beneficie al conjunto de los trabajadores, trasladando el aumento de las retribuciones a los trabajadores cubiertos por los convenios, es muy limitada. Ya el año pasado, pese a la subida de un 8% en el SMI, los salarios acordados en convenio no subieron más que el 1,4 % , y los sueldos medios totales un 0,4 %. En todo caso por debajo de la inflación, que fue de un 1,5 %. Las últimas reformas laborales han dinamitado la negociación colectiva, debilitando las posibilidades de avance los trabajadores en los convenios. Y este es su resultado.
  • -La subida del SMI para los trabajadores a tiempo completo deja fuera de su alcance  a la creciente masa de trabajadores más precarios, con contratos a tiempo parcial por pocas horas, trabajadores temporales sometidos al constante chantaje de la no renovación del contrato, personas obligadas a la economía irregular, falsos autónomos, trabajadores en formación, etc.

Y es que el escenario social de esta España de inicios del siglo XXI es aterrador: 14 millones de trabajadores pobres (que, pese a tener un empleo, no consiguen salir de la miseria), desde 2011 se mantienen más de 1,8 millones de hogares con todos sus miembros en el paro, una tasa de cobertura de la prestación de desempleo que no llega al 56 % y una tasa de pobreza de más del 22 % de la población. Y, por supuesto, ataques contra el derecho de huelga (como la reciente prohibición de la huelga de los trabajadores de Barajas) y represión acrecentada en la esfera pública, en la calle y en los puestos de trabajo.

Este es el legado de los pactos del sindicalismo oficialista y burocrático con gobierno y patronal en los últimos años: flexibilidad laboral, despido barato o gratis, precariedad generalizada, expansión de nuevas formas de explotación, inseguridad física y accidentes, pobreza, recortes sociales… Aun así, esta subida en diferido y condicionada del SMI les alegra porque les permite seguir con esta dinámica del pacto social, la desmovilización y la rendición que garantiza su condición de interlocutores aceptados por el sistema. De representantes bien pagados de una clase trabajadora a la que han dejado abandonada. Ayudan a la patronal a gestionar el conflicto social y, con pactos como este, se lavan la cara tratando de aparentar que hacen algo por los trabajadores que les alimentan.

Y es que los trabajadores sólo pueden esperar buenas noticias de su propia auto-organización asamblearia y de base. Del sindicalismo combativo, que no es otra cosa que la forma que adopta en muchos lugares la cooperación de los trabajadores entre sí (que no la de los burócratas) para luchar y para defender sus propios derechos. Desde la base y desde la lucha. Tratando de resolver los problemas que tenemos como clase, no a base de cambiarles el nombre y embellecer la realidad, sino mediante la acción. La acción directa y la organización.

Desde Solidaridad Obrera llamamos a los trabajadores a la lucha,  a la organización, a la construcción de alternativas sindicales y a no dejarse engañar por los cantos de sirena del pseudo –sindicalismo burocrático, la patronal y los gobiernos. Frente al desánimo, la acción. Frente a la impotencia, la organización. Frente a las mentiras del sistema y sus portavoces, la cooperación y la solidaridad. Juntos somos fuertes.

¡¡La lucha es el único camino!!

 

 

Madrid 29 de diciembre de 2017

Confederación Sindical Solidaridad Obrera

 

 

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