Coordinadora Anti privatizacion de la Sanidad Publica

¿Qué es lo que atrajo a sus sospechas sobre la toma de la influencia de los laboratorios sobre las decisiones adoptadas en relación a la gripe A?

Wolfgang Wodarg. Nos enfrentamos a un gran fracaso de las instituciones nacionales responsables de alertar sobre los riesgos y responder en caso de producirse una pandemia. En abril, cuando la primera alarma vino de México me sorprendieron mucho las cifras que avanzaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) para justificar la declaración de una pandemia. Tuve inmediatamente muchas sospechas: los números eran muy bajos y el nivel de alarma muy alto. Aún no había mil pacientes y ya se hablaba de la pandemia del siglo. Y la alerta máxima fue declarada en base al hecho que el virus era nuevo.

Pero las enfermedades gripales se caracterizan por crecer muy rápidamente con virus que toman cada vez nuevas formas, instalándose en nuevos huéspedes, animales, hombres, etc. No había nada nuevo en sí mismo para esa alarma. Cada año aparece un nuevo virus de este tipo «gripal». En realidad no había ninguna razón para hacer sonar la alarma en ese nivel. Esto ha sido posible debido a que la OMS a principios de mayo ha cambiado su definición de la pandemia.

Antes de esa fecha no sólo tenía la enfermedad que manifestarse en varios países a la vez, sino también debía tener consecuencias muy graves, con un número de muertes por encima del promedio habitual. Se ha eliminado esta parte en la nueva definición, manteniendo sólo el criterio dl ritmo de propagación de la enfermedad. Y se ha pretendido mostrar que el virus era peligroso porque la gente no había podido desarrollar una defensa inmunitaria contra él. Lo que era falso para este virus. Pues se ha podido observar que las personas mayores de 60 años ya tenían anticuerpos.

Es decir, que ya habían estado en contacto con virus similares. Es por esta razón que casi no ha habido personas mayores de 60 años que hayan desarrollado la enfermedad. Sin embargo, fue a este colectivo a quien se recomendó a vacunarse rápidamente.

Entre las cosas que han despertado mis sospechas ha habido por una parte esta voluntad de hacer sonar la alarma. Y por la otras, unos hechos curiosos. Como por ejemplo, la recomendación de la OMS hacer la vacunación en dos inyecciones. Nunca se había hecho antes así. No había ninguna justificación científica para ello. También ha habido la recomendación de utilizar sólo las vacunas patentadas. Sin embargo, había ningún motivo para que no se añadieran, como se hace cada año, partículas de antivirales específicos de este nuevo virus H1N1, «completando» las vacunas utilizadas contra la gripe estacional.

No se ha hecho porque se ha preferido utilizar materiales de vacuna patentados que los grandes laboratorios habían diseñado y fabricado para estar preparados en el caso de desarrollo de una pandemia. Y al hacer esto así no se ha dudado en poner en peligro a las personas vacunadas.

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