CONTRA EL RACISMO, EL FASCISMO Y LA ISLAMOFOBIA

En las últimas décadas los grandes poderes oligárquicos y los servicios secretos occidentales alimentaron y armaron a un monstruo:  el fascismo islámico que les sirvió de contrapeso contra el nacionalismo laico y las fuerzas progresistas árabes que amenazaban con arrebatarles el control de las materias primas y las fuentes energéticas de Oriente Medio y Asia Central.

Hoy, ese monstruo está fuera de todo control, y amenaza con devorar a sus propios creadores, llevándonos a todos por el camino de una orgía de sangre y destrucción que, aquí como en Siria o Irak, siempre acaban pagando las clases populares , y no los ricos y poderosos, que nunca cogen el metro en hora punta.

Los mismos poderes que crearon al monstruo nos hablan ahora de defender a Europa frente a él. Pero debemos tener mucho cuidado: la Europa de la que nos hablan, la que quieren afirmar contra el monstruo, es la de la los ghettos medievales, los campos de trabajo, la pureza racial, las diversas inquisiciones, la deriva conservadora y autoritaria. Es el otro monstruo que siempre acechó a Europa desde sus mismas entrañas.

Frente a la deriva y asesina paranoica del Islam, nos impelen a defender la deriva paranoica, racista y asesina de la Europa más oscura.

Nosotros, desde las clases populares, sabemos que hay otra Europa como hay otro Islam, otro Magreb, otro mundo árabe, otro Mediterráneo.

 

La Europa de los derechos, la luz y la razón. La Europa de las luchas sociales y el internacionalismo. La de la narrativa de la democracia y el socialismo plural, abierto, participativo, de los pueblos. Nuestra Europa.

 

El islam de la tolerancia, el de la igualdad, el que salvó el conocimiento antiguo europeo de nuestros propios monstruos hace tiempo, el que afirma, hoy en día, el confederalismo democrático sujetando los fusiles que se oponen a su propio fascismo. El otro islam que, precisamente, se trató de anegar en sangre armando y promocionando el fascismo islámico que ahora intenta devorar todo a su paso.

 

Nuestra Europa, nuestro mundo árabe, nuestro Magreb, nuestro Mediterráneo. El de las clases populares que se saben hermanas y que derraman su solidaridad más allá de los cantos de sirena de los fascistas de uno y otro lado que nos quieren arrastrar a una orgía de sangre y destrucción.

 

Defendamos Europa, sí: la que acoge a los perseguidos por el fascismo y las guerras brutales desatadas por la oligarquía vengan de donde vengan, la que muestra  su ternura y su solidaridad a los que luchan por los derechos de los más. La de la igualdad, la libertad y la fraternidad, se declinen como se declinen en las demás lenguas del mundo.

 

La Europa alegre, proletaria, antirracista y libertaria. La Europa de los derechos para todos.

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