FALTA DE PRESUPUESTO Y GANAS PARA UNA TRANSICIÓN ECOLÓGICA.

El pasado miércoles 23 de marzo nos convocaban a los miembros del comité de empresa a reunirnos para exponernos todo lo que está haciendo la empresa en materia de medio ambiente.

Hace un año que Solidaridad Obrera viene exigiendo la creación de un foro donde podamos llevar nuestras propuestas en materia medioambiental, que no son pocas. Pero lejos de ofrecernos un espacio donde al menos les podamos sacar los colores por cosas como, el renting en pleno 2022 de furgonetas Diesel, tras haberse declarado como cancerígeno, reciclaje en todos los ámbitos de Metro…, nos remiten a un apartado de correo donde enviar nuestras propuestas, que acabarán como todas las que ya hemos propuesto en esta materia, en la carpeta de spam.

La reunión comenzó con lo buena que es la empresa y todo lo que hace en materia medioambiental, con un PowerPoint de 12 páginas que lejos de presentarnos un plan en materia medioambiental, su única función era contestar una a una las reivindicaciones expuestas en los escritos de Solidaridad Obrera. Por un pequeño momento nos ilusionamos con que nos iban a presentar un proyecto ambicioso frente al cambio climático…, de ilusiones también se vive, aunque mal.

Nos contaron que poseemos la certificación ISO 50001, del sistema de gestión energética, ya que la compra del 100 % de la energía consumida en Metro de Madrid o una cifra muy cercana provenía de Energía Verde, cosa que celebramos, aunque no es suficiente.

La cosa se torció cuando empezaron a sacar pecho sobre la gestión de los residuos, con lo que discrepamos absolutamente. Solo con entrar a un comedor de la empresa y encontrarte con un único contenedor de basura, nos da una idea de la gran gestión de residuos llevada a cabo por Metro. Pero claro nos comentan que incluir el reciclaje en la licitación de los contratos de limpieza cuesta dinero, como si las campañas publicitarias que realiza Metro fueran gratuitas.

Después nos comentaron los estándares éticos y medioambientales que se exigían a las empresas a la hora de realizar las licitaciones, a lo que les tuvimos que recordar el episodio de los uniformes de la operativa, procedentes de Myanmar. País en ese momento inmerso en una guerra civil que acabo con una dictadura militar, además de la falta de derechos en materia laborales en ese país, llegando a emplear a niños en régimen de semi-esclavitud, así que permitirnos discrepar con los estándares “éticos” de esta compañía.

A todos los puntos el problema era la falta de presupuesto, el ahora no hay dinero, la situación es complicada…

En dicha reunión, Solidaridad Obrera aportó un estudio sobre la instalación de paneles solares en los tejados de los depósitos, que algunos tienen que cambiar por ser de fibrocemento, ya que ahora mismo hay ayudas europeas para dichas operaciones, la respuesta, no hay dinero, por lo que perderemos las ayudas como otras tantas veces.

Para Solidaridad Obrera la reunión fue una tomadura de pelo, donde continuó el lloriqueo constante de la Dirección por la falta de recursos económicos, sin ningún compromiso serio para reducir la huella de carbono y donde solo realizarán las actuaciones mínimas que les exijan las leyes, sin tan siquiera darnos la opción de debatir con ellos sobre las distintas medidas que ayuden a mejorar la política medioambiental de la empresa, siendo una pena que una empresa pública no tenga un plan de acción contra el cambio climático y que no quiera destinar fondos para implementar aspectos tan básicos como el reciclaje de los residuos en los comedores.

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