La opción de voto a terceros partidos es inútil:

Quizás con esta opción puedas pensar en romper el bipartidismo, pero no es una opción real de cambio. Todo el mundo sabe que el poder corrompe al hombre, no importa rojo, verde o azul, tod@s persiguen lo mismo. Por lo cual en el momento en que alcanzasen el poder seguirían las mismas pautas que los dos partidos mayoritarios. El poder real no deja llegar al gobierno a quien no le respeta todos sus derechos y designios.

El voto en blanco consiente la tiranía:

La democracia no se alimenta de tu elección, se alimenta de tu voto, de la acción en sí depositar un voto en una urna. Por lo tanto la opción de depositar un voto en blanco acepta de buen grado las desigualdades e injusticias de la “democracia”. Aunque no te decantes por ninguno de sus viles representantes, manifiestas que eres neutral, que aceptas su juego. El voto nulo tiene la misma validez.

La abstención como respuesta:

Desmontando el rumor interesado de que si no votas no puedes protestar, lo cierto es que si no cuentan con nuestro voto no tienen nuestro beneplácito para gobernarnos. Así denunciamos que los responsables de este desaguisado son todos los partidos que participan y sostienen este sistema que esta acabando con el paraíso que es el Planeta Tierra. La abstención activa es una potente arma contra los políticos y su farsa electoral.

Texto histórico de Ricardo Mella

 

VOTA, PERO ESCUCHA

 

Tuve, en vísperas de las pasadas elecciones, la humorada de asomarme al paraíso de cierto teatro donde se celebraba un mitin electoral. Era para mí un espectáculo nuevo en el que tomaban parte antiguos amigos de amplias ideas con gentes nuevas de limitadísimas orientaciones. Salí de allí con la cabeza caliente y los pies fríos. Tuve que soportar una regular jaqueca de providencialismo político y, naturalmente, sufrí las consecuencias. Estoy maravillado. No pasan días por las gentes. No hay experiencia bastante fuerte para abrirles los ojos. No hay razón que los aparte de la rutina.

Como los creyentes que todo lo fían a la providencia, así los radicales, aunque se llamen socialistas, continúan ponien­do sus esperanzas en los concejales y diputados y ministros del respectivo partido. «Nuestros concejales harán esto y lo otro y lo de más allá.» «Nuestros diputados conquistarán tanto y cuanto y tanto más.» «Nuestros ministros decretarán, crearán, transformarán cuanto haya que decretar, crear y transformar.» Tal es la enseñanza de ayer, de hoy y de ma­ñana. Y así el pueblo, a quien se apela a toda hora, sigue aprendiendo que no tiene otra cosa que hacer sino votar y esperar pacientemente a que todo se le dé hecho. Y va y vota y espera.

Tentado estuve de pedir la palabra y arremeter de frente contra la falaz rutina que así adormece a las gentes. Tentado estuve de gritar al obrero allí presente y en gran mayoría:

Vota, si, vota; pero escucha. Tu primer deber es salir de aquí y seguidamente actuar por cuenta propia. Ve y en cada barrio abre una escuela laica, funda un periódico, una biblioteca; organiza un centro de cultura, un sindicato, un círculo obrero, una cooperación, algo de lo mucho que te queda por hacer. Y verás, cuando esto hayas hecho, como los concejales, los diputados y los ministros, aunque no sean tus representantes, los representantes de tus ideas, siguen esta corriente de acción y, por seguirla, promulgan leyes que ni les pides ni necesitas; administran conforme a estas ten­dencias, aunque tu nada les exijas; gobiernan, en fin, según el ambiente por ti creado directamente, aunque a ti maldito lo que te importe de lo que ellos hagan. Mientras que ahora, como te cruzas de brazos y duermes sobre los laureles del voto-providencia, concejales, diputados y ministros, por muy radicales y socialistas que sean, continuarán la rutina de los discursos vacíos, de las leyes necias y de la administración cominera. Y suspirarás por la instrucción popular, y conti­nuarás tan burro como antes, clamarás por la libertad y tan amarrado como antes a la argolla del salario seguirás, de­mandarás equidad, justicia, solidaridad, y te darán fárragos y más fárragos de decretos, de leyes, reglamentos, pero ni una pizca de aquello a que tienes derecho y no gozas porque ni sabes ni quieres tomártelo por tu mano.

¿Quieres cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la polí­tica no se ha realizado nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en todos los siglos de los siglos. «Y ahora ve y vota y remacha tu cadena

RICARDO MELLA «Solidaridad Obrera», Gijón, 25-XII-1909

 

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